¿Quién no ha soñado con tener una tortuga en casa?… Yo tuve la suerte de compartir mi infancia con una tortuga de tierra. Y en contra de lo que se puede suponer, ni son aburridas, ni lentas.
Entre alguna de las cosas que descubrí es que les encanta subirse a los tiestos, escalar por las paredes de ladrillo, correr y dormir en sitios inverosímiles. También, que no comen solamente lechuga, sino multitud de verduras y fruta, que les gusta bañarse, disfrutar del sol y que les froten el caparazón.
Las tortugas de tierra pueden vivir perfectamente tanto en un piso como en una casa, ya que no necesitan muchos cuidados. Pero tampoco hay que limitarse a dejarlas sueltas por el jardín, como sucede en muchos casos.
Las tortugas son de sangre fría
Para tener en buenas condiciones a nuestra pequeña tortuga debemos acondicionar un espacio donde pueda guarecerse cuando sienta frío o quiera hibernar. Porque las tortugas de tierra ralentizan su metabolismo cuando bajan las temperaturas para preservar sus recursos.
Si disponemos de un terrario, se pueden incluir unas luces inflarrojas para proporcionarles una buena temperatura. Si optamos por tenerlas en casa sueltas, deberemos proporcionarle un lugar concreto, ya que podemos correr el riesgo de que busque uno por su cuenta y se quede atorada detrás de algún mueble, como fue nuestro caso.
No toda la comida vale
A nuestra tortuga le encantaba comer lechuga, tomate y manzana, y cuando veía a mi madre comiéndola iba a su lado y abría la boca como pidiendo un trozo. ¿Casualidad? Realmente no lo sé, pero mi madre le daba su trocito de premio y ella tan contenta. En esa época no sabíamos mucho de cuidar tortugas, así que le dábamos carne, cosa que no es muy saludable.
Pero en la actualidad cualquier veterinario especialista en tortugas puede indicarnos un pienso adecuado para ellas. Lo que no se recomienda es pienso de perros por tener mayores valores nutricionales de los necesarios.
Un baño y spa, por favor
Las tortugas de tierra también necesitan agua, para beber y para remojarse un poco. Lo ideal es tener un pequeño recipiente al que pueda acceder cuando quiera con una isleta en el centro donde pueda descansar.
La limpieza del caparazón se puede hacer con un cepillo de cerdas, frotando levemente la concha para eliminar impurezas y escamaciones. Hay que tener cuidado de revisar que no se haya producido ninguna herida en el caparazón que podamos agravar con el cepillado.