Cesar Millán tiene sus detractores y seguidores pero hay algunos conceptos de este hombre que pocas personas pueden poner en duda. Una de sus frases más famosas es que es absurdo tratar a los perros como si fueran niños, tanto como tratar a un niño igual que si fuera un perro. Esta lógica aplastante se va por tierra en los países más avanzados, donde muchas personas miman y consienten a sus perros como si fueran sus propios hijos, incluso anteponiéndolos a estos.
Además de no ser nada positivo, implica problemas por ambos bandos. Para empezar, la persona que personaliza de tal modo a su animal, está claro que no lo hace por mal, pero espera de su perro o de su gato (los cuales son quizás incluso más mimados debido a su carácter) algo que este no le puede dar: reacciones humanas. Entonces las busca y tratar de interpretarlas en sus gestos y actitudes, creándose una realidad alternativa que en ocasiones denota carencias emocionales fuertes.
Problemas para el animal
Para la mascota, también es un problema ser tratada de esta manera. En el caso de los perros es especialmente problemático, ya que el can necesita de una disciplina y de unas rutinas para estar equilibrado. El hecho de que lo traten de una forma contraria a su naturaleza va a desembocar casi seguro en problemas de comportamiento consecuencia de problemas de carácter psicológico.
El perro, careciendo de una educación básica, puede tener problemas de comportamiento en la sociedad. Se acostumbra a hacer lo que quiere, cuándo quiere y lógicamente en los espacios públicos esto no es posible. Pero no lo va a entender. Ladrará si no consigue su objetivo, ya que no tolerará la frustración. Incluso puede atacar a otras personas o animales si ve que su dueño (al que el considerará suyo) se acerca a tocarlos o a hablar.
Consecuencias de este trato en perros
La consecuencia será que los paseos se convertirán en algo parecido a una pesadilla; las visitas no querrán venir a casa debido a la mala educación del perro y al final el animal tampoco estará feliz pues vivirá en un completo desequilibrio.
Estos perros suelen sufrir cuándo sus dueños se van, ladran rompen cosas y acaban incluso siendo denunciados por los vecinos hartos de los ruidos durante todo el día.
Si de verdad amas a tu perro, puedes quererlo y mimarlo, pero al igual que harías con un hijo, también debes de darle una educación adecuada y una disciplina acorde a sus necesidades como animal.