Cuando tienes una mascota deseas cuidar de ella y que esté lo mejor posible. Esto es normal y es además lo deseable. Un animal es un ser vivo que implica muchas responsabilidades y si se asumen debe de ser para cumplirlas.
Muchas personas adoptan un perro o un gato y no tienen problema en quedarse en casa para cuidarlo si se pone enfermo, incluso si esto supone no poder hacer su vida social normal. Le compran comida de buena calidad, cuidan su pelo y lo miman con juguetes. Incluso pueden comprarle algo de ropa.
El problema viene cuando estas personas comienzan a hacer que toda su vida gire entorno a sus mascotas, sus cuidados y sus mimos, siendo la prioridad más grande en su vida incluso en contra de sus propios deseos.
El amor exagerado
Hay casos muy evidentes de trastorno en el amor por los animales. Uno de los más conocidos es el síndrome de Noe. Quién lo sufre cree que está salvando animales que tienen problemas pero, en realidad, los tiene en su hogar en malas condiciones poniendo en riesgo la salud propia y también la de las mascotas.
En el caso de la petofilia no siempre hay un exceso de mascotas, sino que a veces hay un exceso de atenciones. Se gastan cantidades elevadas de dinero en comprar ropa o juguetes para el animal, incluso en detrimento de la propia economía. Y se renuncia a la vida social a fin de estar siempre con la mascota.
En algunos casos, la persona desearía poder llevar otro tipo de vida, pero es incapaz de hacerlo y siente que tiene esa obligación hacia su compañero peludo. Una obligación ficticia ya que su mascota no necesita tenerle todo el tiempo a su lado. Por el contrario, este exceso de atención puede hacer que el animal acabe desarrollando problemas como una excesiva dependencia del humano.
Una definición dada por los expertos sobre la petofilia es “nos hallamos ante un caso de petofilia si el afectado solo siente satisfacción cuando tiene contacto con seres irracionales y se aísla de su entorno, si limita completamente su forma de vivir o si el individuo enganchado a este vínculo anómalo quiere desligarse de él pero se siente incapaz de hacerlo”
Amar y cuidar a tu mascota es siempre bueno, pero hacerlo de una forma enfermiza es perjudicial para ambos. Como siempre, la mesura es importante.