¿Y por qué no? Cosas más raras se han visto. De hecho, me atrevería a decir que es algo tradicional. Si tenemos el sitio adecuado y la voluntad de cumplir con las necesidades de nuestros animales, las ranas mascotas son un animal tan saleroso como cualquier otro. Ofreciendo hermosas combinaciones de colores, divertidos para observar cómo comen o socializan, pueden crear una bonita banda sonora en nuestra vida.
Las ranas son anfibios anuros, distinguibles en varios cientos de especies y subespecies esparcidas por todo el planeta. Si recuerdas algo de las clases del instituto, necesitan entornos húmedos para vivir, ya que nacen y se desarrollan como renacuajos en el agua y siempre se quedan a su lado. En todo caso, como mascotas es mejor adquirirlas ya criadas y con su avatar definitivo. A veces son muy territoriales…
¿Dentro o fuera? Es la primera pregunta que debemos hacernos, dónde ubicaremos a nuestras ranas. Esto dependerá también del tipo de rana que queramos. Como siempre, recomendamos especies autóctonas, una obligación si vamos a dejarlas en el exterior y en semilibertad; las no adaptadas al clima o la alimentación morirán, y no queremos provocar invasiones de especies exóticas resistentes. Ciertas especies son incompatibles con otras.
Muchos niños han tenido ranas mascotas de pequeños
Si van a quedarse en el estanque del patio, todo funcionará de manera más “natural”, y sólo tendremos que asegurarnos de que el sitio reúne las condiciones básicas para que nuestra rana se cobije y se alimente como es debido. En interior, la cosa cambia. Debemos hacernos con un terrario y acondicionarlo. No es broma. Conviene uno de unos 80 litros, semiventilado (debe contener la humedad, pero no toda).
El suelo deberá tener varias capas para drenar el agua: gravilla y musgos son indispensables. Calentaremos el terrario con una esterilla calefactable puesta debajo y lo iluminaremos con fluorescentes unas doce horas diarias. Convendrá incluir plantas para decorar y dar intimidad al animal, elígelas con ayuda de un experto (bromelias, maranthas o la aechmea suelen ir bien). Unas piedras o trozos de macetas o maderas también ayudarán.
La alimentación de las ranas es relativamente sencilla, aunque debes consultar siempre a tu veterinario al respecto, especialmente con las especies exóticas. Sólo tenemos que asegurarnos de tener “bichos” cerca: insectos como grillos, moscas, mosquitos, también larvas, todo en función del tamaño del batracio. Pueden comer hasta hartarse, sin problema. La dieta se puede complementar con calcio y complejos vitamínicos para reptiles.