En verano muchos nos desplazamos para disfrutar unos días de la tranquila vida en un pueblo. Allí todo va a otro ritmo, todo es muy tranquilo y quizás, incluso disponemos de un jardín para comer y para pasar la tarde relajadamente. Nos parece el paraíso y, como es natural, pensamos en compartirlo con aquellas personas a las que queremos.
Esto incluye en muchos casos a nuestras mascotas y por eso, algunos propietarios de gatos deciden viajar con sus animales para que puedan disfrutar un poco del verano en el campo. Pero un gato no es un perro y lo que para nosotros es algo maravilloso, quizás para ellos no lo es tanto.
Para empezar, todo va a depender del carácter del animal y debemos de observar bien sus reacciones. Hay gatos que solo meterlos en el coche ya hacen notar su disgusto. Lloran, maúllan, arañan el transportín y además se marean y vomitan. El viaje se convierte en un verdadero calvario y acaban llegando a destino de mal humor y muy nerviosos.
Pero incluso con un viaje apacible es posible que un animal tan sumamente territorial como un gato pueda acusar el cambio de casa y comience a mostrar un comportamiento arisco, deje de comer o simplemente se le vea triste y sin ganas de jugar.
Estos animales no deberían de ser sometidos a desplazamientos evitables y, si vemos que el gato reacciona mal, lo mejor es que la próxima vez busquemos a alguien que se ocupe de él en su propia casa y, a no ser que sea absolutamente inevitable, no lo desplazaremos.
Gato muy apegado a los humanos
Por el contrario, otros animales están tan apegados a sus amigos humanos que no soportan estar solos. Se sienten abandonados y se deprimen y, aunque por naturaleza no son amigos de viajes y cambios, prefieren esto a quedar solos.
Una manera de evitar esto suele ser introduciendo a un segundo gato con el que se consiga que tengan una buena relación y de este modo no se sienta solo durante las ausencias.
Es complicado saber qué tipo de gato tenemos en un primer momento, sobre todo porque tenemos cierta tendencia a pensar que razona y actúan como nosotros y podemos malinterpretar sus reacciones.
Pero observándolos con cuidado será fácil darse cuenta en poco tiempo de qué es lo mejor para nuestro gato y tenerlo en cuenta en sucesivos viajes de vacaciones.