Todos los veterinarios recomiendan al jugar con el gato explorarlo cuidadosamente para comprobar que no hay ningún bultito en ningún lado. Hay que vigilar especialmente la zona de las mamas en las hembras, ya que es uno de los puntos en los que pueden aparecer tumores con relativa frecuencia, especialmente si se trata de una hembra entera o de una gata que ha sido esterilizada tarde. Por cierto, un gato macho también puede tener un bultito en las mamas aunque no es tan frecuente como en hembras.
Un bultito requiere intervención muy rápida
Ante la aparición de un bultito en el gato muchas personas no le dan más importancia, especialmente si se trata de uno pequeñito. Piensan que será un quiste de grasa y que pasará por sí mismo. Sobre todo, porque muchos tumores malignos no dan síntomas al principio y el gato se ve feliz, juguetón y que hace una vida totalmente normal, por lo que el propietario no se alerta.
Si es un quiste de grasa, el veterinario nos lo dirá y lo único que habremos perdido es un poco de tiempo y el pago de una consulta, la cual también puede valer para que se le eche un vistazo general al animal y se le desparasite si es el caso. Pero si se trata de un tumor, estaremos dándole al animal una gran oportunidad de supervivencia.
De hecho, en el caso de los tumores de mama el 90% de los que aparecen son malignos y para que nos demos cuenta de lo importante que es encontrarlo a tiempo la esperanza de vida tras la operación de un tumor de mama de menos de dos centímetros que no tenga metástasis es de unos tres años para el animal. Pero si el tumor supera ya los tres centímetros, la esperanza de vida se reduce a solo seis meses.
¿Qué sucede tras la aparición de un bultito?
Si tu gato o tu gata tienen un bultito el primer paso siempre es acudir al veterinario. Él será quién nos diga cuál es el camino a seguir, pero el primer paso suele ser descartar que pueda ser un quiste de grasa, una herida infectada o cualquier otro problema que no esté relacionado con los tumores.
Cuando todo apunta a un tumor, lo habitual es realizar una serie de pruebas, como radiografías, ecografías y análisis de sangre para ver el estado general del animal, ya que no es lo mismo tratar un tumor con metástasis que uno que está localizado. A partir de los resultados obtenidos, el profesional podrá decirnos qué opciones hay para nuestra mascota.