La originalidad es uno de los valores de nuestro tiempo. Es algo evidente, a la vez que paradójico; en un mundo en el que, cada vez más, todos nos parecemos a todos (comemos los mismo, vemos los mismos programas, pensamos igual, vivimos igual), cada uno de nosotros busca ansiosamente diferenciarse de alguna manera de los demás. Muchas veces, una mascota nos ofrece esa posibilidad de distinguirnos.
Así, todos conocemos a estas alturas a alguien que tiene una rata o un mono, una boa o un escorpión. Los cerdos vietnamitas, los terrarios hormigueros o los hurones son vulgares. Ya no nos sorprende ver por la tele gente con osos, canguros, leones, murciélagos, mapaches, pulpos o vaya usted a saber qué como animales de compañía, si bien es cierto que en muchos casos han llegado a este punto de manera fortuita.
Este post no es para recorrer las últimas rarezas que han aparecido en internet (aunque confieso que esa era la idea original), ni para aplaudir las exóticas adquisiciones de algunos. Es para recordar que, cuando adquieres una mascota, adquieres al mismo tiempo una responsabilidad para con su bienestar. Normalmente, cuanto más exótico es el animal, más difícil es cuidarlo como necesita. Estas dificultades se agrupan en tres.
No debemos hacernos los originales a costa de los animales
Muchas de las mascotas más extrañas no se encuentran en las tiendas de animales al uso, y con frecuencia recurrimos a internet para localizarlas. Aunque no nos preocupemos por averiguarlo, a veces hablamos de especies exóticas cuya venta está muy regulada o incluso prohibida. Para asegurarnos de que los proveedores de animales exóticos han obtenido sus ejemplares de forma legal, debemos exigir siempre el número CITES.
Los animales llamados exóticos son por lo general animales salvajes, y no están preparados para ser animales domésticos. Requieren cuidados y entornos muy especiales que casi siempre desconocemos. A la larga, estos experimentos con gaseosa son fruto de una decisión poco pensada que acarrea daños y sufrimiento tanto para el animal (que no tiene culpa ninguna) como para el propietario.
Es perfectamente legítimo querer diferenciarse del mundo a través de una mascota singular. Pero a veces actuamos frívolamente sin pensar en el bienestar de los animales, favoreciendo el contrabando ilegal y situaciones dañinas para todos. Cuando nos cansamos o nos vemos superados por las circunstancias las abandonamos creando desequilibrios ecológicos peligrosos. Por eso infórmate bien acerca de las características y necesidades de esa mascota extraña. Piensa en ellos antes que en tí.