A estas alturas del partido ya sabemos que cualquier cosa que en el mundo ha sido, o será, está sujeto a compraventa; o a alquiler. Ya habíamos oído hablar de trabajos de alquiler, camas de alquiler, vientres de alquiler, amigos de alquiler… Pero yo personalmente nunca había oído hablar de mascotas de alquiler. Vive y aprende, que decía el Tío.
Claro, esto no podía habérsele ocurrido a nadie sino a los japoneses… Pues tampoco. Al parecer, la idea se origina en Corea del Sur, donde tienen mucho trabajo pero poco tiempo libre (pringaos…). Las mascotas salían desde 7 euros por hora, y por unos 50 euros semanales. Mucho más barato que un coche, aunque más caro que una película… Claro, que tampoco hacen lo mismo…
Sorprendentemente, en un primer momento, las “mascotas” con más éxito eran las gallinas ponedoras, lo que corrige inmediatamente la noticia y nos dice mucho del origen campesino de los usuarios, que no buscaban exactamente mascotas, sino animales domésticos productivos. Y una cabra no se puede tener en un piso (en general), pero una gallina dando huevos frescos es harina de otro costal.
El alquiler de compañía llega al mundo animal
Cómo no, la idea se expandió enseguida a Japón, Estados Unidos y demás países llenos de gente aburrida con ocurrencias extrañas, donde sí la llevan a sus más extremas y grimosas consecuencias. Así, podrás gozar de un precioso perrito por horas, sin preocuparte luego de alimentarlo, cuidarlo y darle cariño. Como negocio debe de ser una maravilla, porque supongo que la mascota no tiene sueldo, ni sindicato, ni se le oye quejarse…
Hay quien defiende la idea, viendo en ella una forma de financiación para las protectoras de animales, y una buena manera de que los animales recogidos puedan “socializar”, aunque sea por unas horas, fuera del muchas veces estresante entorno de la protectora. Aún así, para la mayoría la idea de elegir un perro por catálogo y para un rato no deja de ser escalofriante. Cuanto más humanizamos a nuestros animales…
Aunque precisamente por eso, no sé de qué nos extrañamos ni por qué deberíamos escandalizarnos. Si estamos habituados a alquilarnos a nosotros mismos, nuestra fuerza y nuestro cariño, no sé por qué las mascotas iban a librarse. Ah, sí, nosotros cobramos por ello… En cualquier caso, tiene su utilidad para ligar, por ejemplo; además, cada día puedes cambiar de perro para atraer un perfil de chica diferente.