Es frecuente oír hablar del pedigrí de tal o cual ejemplar, o escuchar que cirto animal tiene un buen o un mal pedigrí. No obstante, tenemos muchas ideas sobre esto del pedigrí que no se ajustan a la realidad y, a veces, este elemento es importante a la hora de adquirir una mascota, si lo que queremos es buscar una pureza racial para crianza o una opción en los concursos.
El término viene de la palabra inglesa pedigree, y está referida a la genealogía de un animal. Al mismo tiempo, se llama pedigrí al documento que certifica que un determinado ejemplar presenta unas características y rasgos morfológicos fijados para considerar que ese animal pertenece a una raza en concreto; las distintas “razas” quedan establecidas de acuerdo con las opiniones estéticas de los “expertos” de los clubes.
Resumiendo, un animal deberá, para ser considerado miembro o parte de una raza, presentar en su morfología física todos o varios de los rasgos hereditarios o fenotipos propios de esa raza, según ha quedado determinado a lo largo del tiempo. Ese pedigrí deberá quedar ratificado a su vez a través de un documento llamado diagrama de pedigrí, donde se aprecia el árbol genealógico del animal, conforme a una simbología prefijada.
El pedigrí de nuestras mascotas es importante a la hora de criar o participar en eventos
Tomemos por ejemplo al pastor alemán. Para ser considerado “de raza”, el animal debe tener una altura de 60 centímetros hasta la cruz, una cabeza bien proporcionada en forma de cuña, la caña nasal recta y labios firmes, ojos oscuros, oblicuos y almendrados, orejas medianas y erectas, un lomo largo, una cola y unas patas con determinadas proporciones y angulación, el manto negro y colores negro, café, rojizo o sable.
Si no, no será un “auténtico” pastor alemán. Esa pureza se consigue a través de una cuidada selección de los rasgos preferidos (aunque ciertas variaciones muy definidas sean permitidas en todas las razas). Esa selección hereditaria controlada por el hombre a través de la crianza controlada supone, aparte de la transmisión de un aspecto externo específico, la transmisión de otros factores, especialmente de enfermedades congénitas.
Si queremos averiguar si nuestra mascota tiene pedigrí o adquirir una que lo tenga, debemos tomar en cuenta las consideraciones de las federaciones existentes. Allí podremos informarnos y sobre los requerimientos técnicos y legales que deben cumplirse para acceder a un pedigrí y cómo hacerlo. Pero recordemos lo más importante: no es el pedigrí lo mejor de una mascota; es el cariño incondicional que ofrece a su dueño.