Todos los hemos visto, viendo la tele a nuestro lado, mirando lo que leemos por encima de nuestro hombro o atentos a la pantalla de nuestro ordenador. Si nuestros compañeros animales pudieran pedir autógrafos, lo harían; pero seguramente se los pedirían a sus congéneres, en los que realmente pueden apreciar sus dotes interpretativas y su lenguaje corporal. Bueno, los gatos famosos igual tienen pocos fans entre los colectivos canino y de roedores…
Muchos, y seguramente los más famosos, proceden del mundo de la animación. Ahí están Garfield, Félix el Gato, Silvestre, Tom. Don Gato y Benito (este es mi preferido sin duda). El Chesire Cat, que engatusa, nunca mejor dicho, a Alicia (por mencionar sólo uno de la inagotable cantera Disney). Bola de Nieve, el de los Simpsons; ah, y Rasca.
Y la lista seguiría hasta el infinito, con Doraemon el Gato con Botas, en su reciente reencarnación shrekiana. Hay que reconocer que, ante todo, los gatos han dado grandes villanos y grandes compañeros de villanos, como Azrael o el gato de la némesis del Inspector Gadget. Cómo disfrutaba haciendo viendo hacer el mal aquel gato, mientras era acariciado hasta la saciedad. Qué gato no se sentiría identificado.
Me gusta imaginar a los gatos famosos dándose la misma vidorra excesiva que los humanos famosos
También los gatos de carne y hueso triunfan, aunque no deben de ser los gatos precisamente los actores más fáciles de dirigir. Seguramente el más famoso de ellos haya sido Lucky, el fruto prohibido de Alf (tan inexpresivo pero imprescindible como Chuck Norris, salvando las distancias). Salem, el gato de Sabrina, que no sólo hablaba sino que movía la boca al mismo tiempo, también es un candidato.
Y quién no recuerda a Baldomero, el gato del Doctor Maligno (un actor más físico, qué duda cabe). Otra soberbia interpretación en la gran pantalla es la de Gafe, el gato de Jack Byrnes (Robert de Niro) en Los padres de ella. También son fijos en las fiestas de Gatohollywood Orion, el de Men in Black, y el gato de la teniente Ripley.
Aparte de toda la hora quede gatos locos y gatitos adorables, todos amateur, que invaden internet y llenan horas y horas (y horas) de nuestro valioso tiempo con sus chorradas. Todo un género en sí mismo, el de los vídeos de gatos. Toda una subcultura, de la que me declaro seguidor. ¿Para cuándo una etiqueta “cine de gatos” en peliculasyonkis?