En los últimos meses, sobre todo coincidiendo con las giras de verano, hemos podido ver como muchos ayuntamientos han decidido prohibir en sus terrenos la implantación de circos que lleven animales como reclamo. Todas aquellas atracciones con leones, tigres, osos, caballos o cualquier otro animal de origen salvaje o doméstico, no está permitida en diversos territorios nacionales.
El motivo no es otro que impedir los numerosos casos de maltrato animal que se han observado en muchos circos, donde la crisis ha mordido con fuerza y ha hecho que en muchos casos se haya abandonado incluso a los animales o se hayan demostrado casos de mala nutrición. Sin llegar a los ejemplos más extremos, también se han denunciado prácticas para enseñarles los números que pueden rozar la tortura, privándolos de alimentos o golpeándolos repetidamente.
¿Son todos los circos iguales?
Aunque lógicamente no podemos pensar que todos los cuidadores de animales de los circos y todos sus domadores son personas sin ética ni moral que los maltratan, debemos de plantearnos si el sitio de un animal es en una jaula itinerante, repitiendo un día tras otro un número aprendido delante de un montón de gente diferente.
Por este motivo son cada vez más las voces que se alzan pidiendo una ley que regule o mejor aun que prohíba, el uso de animales en este tipo de atracciones, dejando que los circos se limiten a malabaristas, contorsionistas, payasos y números de magia, por poner algunos ejemplos. Para muchos, esto podría ser una gran oportunidad de modernizar el circo, que no solo debería de ser atractivo por los animales.
Los que llevan el argumento más lejos afirman que esto es similar, salvando la comparación, a los circos en los que algunas personas eran exhibidas como monstruos y que a todo el mundo le parecían normales hasta que se prohibieron y el espectáculo hubo de tomar un cariz diferente.
Los zoos y parques vs circo
Algunos se preguntarán qué diferencia hay entre eso y los animales que realizan sus números en un parque o en un zoológico con atracciones. Básicamente está en la profesionalidad de la gente que los rodea. Mientras que en un parque o zoológico hay veterinarios y expertos en comportamiento animal que cuidan de que todo salga tal como debería .
Además, los entrenadores de los animales no son simples adiestradores, sino que tienen muchos conocimientos sobre las especies con las que trabajan, a las que ponen en primer lugar, antes del dinero y de las ganancias económicas, al menos en teoría.