Seguimos con nuestra serie de los perros “más”; desmoralizado ante lo difícil que resulta sugerir la raza de perro ideal para cada persona, he decidido que será mejor que cada lector decida (seguramente conozca mejor su propio caso que yo) con la ayuda de unas pocas recomendaciones. Hoy vamos a hablar de las razas de perros más peligrosas. Qué miedo.
En realidad, esta consideración es sumamente injusta con estas razas, normalmente de presa o defensa. Pueden tener tendencias agresivas, pero eso resulta algo natural en razas criadas con ese objetivo, por lo que en todo caso habrá que culpar a la Humanidad. Además, suele ser una mala educación o trato por parte del dueño el que desencadena comportamientos inadecuados y violentos. La culpa, una vez más, es de los padres.
Los más tristemente famosos de estos perros denominados a veces por la legislación “potencialmente peligrosos” son de las familias de los terrier, los pit bull y los molosos. El pit bull terrier americano seguramente haya quedado como el símbolo máximo de este tipo de perros que, insisto, no hacen sino cumplir con sus instintos, los mismos que el hombre ha favorecido y desarrollado.
Esta información se basa en el tópico más que en la realidad
Vamos por familias. Dentro de los molosos (perros grandes y fuertes) se incluyen los mastines (napolitano, inglés) y dogos (argentino, de Burdeos), así como otras razas: los perros de presa (el canario, por ejemplo), el rottweiler, el fila brasileño. Más que agresivos, estos perros son amenazadores por su tamaño, no por su comportamiento. Llamarles “peligrosos” es como decir que una excavadora es más peligrosa que un coche porque es más grande…
La otra gran familia implicada es la de los terrier, de la que ya mencionamos a su representante más reconocible (otros serían el Staffordshire bullterrier, el bullmastiff, el pitbull, el boxer…). Otros perros que entran en estas consideraciones son el dobermann, el tosa inu y akita inu, aunque me parece sorprendente que se produzcan semejantes generalizaciones.
De hecho, no hay mejor muestra de lo engañoso de esta clasificación que el llamado síndrome de furia, un trastorno del comportamiento por el cual el animal sufre ataques de furia incontrolable, insospechados y tras los cuales se muestra abatido, arrepentido o incluso se desmaya. Puede tratarse con Diazepam. Es típico de… no, nada que ver, típico de los spaniel, sobre todo del cocker. ¿Sorprendente? Las generalizaciones nunca fueron buenas…