Se conocen como aves papilleras aquellas que son criadas por el ser humano a base de papillas elaboradas en lugar de ser alimentados por su madre. Esta técnica se puede llevar a cabo con cualquier ave que, por la causa que sea, ha sido abandonada por sus progenitores o esos han muerto.
Gracias a la alimentación con papilla y otros cuidados, como tenerlos en un lugar a una temperatura determinada, se puede sacar adelante al polluelo, con más posibilidades de éxito cuántos más días de vida tenga.
Pero también se puede criar a un polluelo con papilla para conseguir ejemplares más dóciles y más sociables con el ser humano. Esto se hace con ciertos tipos de aves, especialmente con todos los de las familias de los loros, ya que pueden tener problemas de comportamiento que, según muchos expertos, se pueden evitar si se cría al animal lejos de los padres.
Las aves papilleras pueden ser adquiridas cuándo todavía están siendo alimentadas por este método. Este es el modo en que prefieren adquirirlas aquellos que quieren una mayor implicación con el pájaro, ya que de esta forma se garantizan una estrecha relación entre el ave y su criador.
También se pueden criar los polluelos de este modo por parte de los criadores hasta que ya pueden alimentarse por sí mismos, momento en el cual se ponen a la venta para su adquisición como mascotas.
Pros y contras de las aves papilleras
Para algunas personas esta técnica de separar a los polluelos de sus padres y alimentarlos con papilla es la manera más efectiva de conseguir que ciertas especies que presentan problemas de comportamiento sean mucho más sociables y ganen en confianza con el hombre.
Sus detractores, no obstante, opinan que el método es cruel ya que la tasa de mortandad de estos polluelos es bastante más alta que la de los que permanecen en su nido. Además, el animal al ser separado de ese modo de los de su especie, puede acabar desarrollando otro tipo de problemas al no adquirir los conocimientos que se transmiten de padres a hijos.
En cualquier caso, en lo que todo el mundo está de acuerdo es en que nadie que no tenga la debida experiencia debería de hacerse cargo de aves papilleras durante sus primeras fases, ya que estos animales son extremadamente delicados y las posibilidades de que sobrevivan en manos poco adecuadas son muy bajas.