Cómo cambian los tiempos. Animales que en tiempos de nuestras madres sólo merecían un grito de horror y un buen escobazo, hoy son acogidos, alimentados y mimados como excelentes y curiosos animales de compañía. Me estoy refiriendo, claro está, a la gran familia de los arácnidos, de los que tarántulas y escorpiones son los principales exponentes en los terrarios del mundo. Arañas mascotas… Viva la grima.
Aunque tarántula es un nombre genérico para muchas grandes arañas distintas, las más habituales como mascotas son las terafósidas y las diplúridas. Tómese nota a efectos de mantenimiento, las hebras viven diez veces más que los machos Hay muchos escorpiones mascotables, de los más impresionantes como el emperador (Pandinus Imperator) a los más llamativos, como el escorpión gigante peludo del desierto (Hadrurus arizonensis).
La vivienda ideal para este tipo de mascotas es un terrario. Cómo no, debemos controlar las condiciones de nuestro terrario; ah, y conviene que tenga una buena tapa, estos bichos tienen fuerza y son más rápidos de lo que parece. No uses tierra normal, sino pelo de coco o un producto desinfectado. La temperatura ha de ser cálida y tener una zona semicerrada para esconderse. No son muy de compartir piso, tener varios juntos suele acarrear problemas…
Las arañas mascotas son compañeros tranquilos y muy interesantes
En cuanto a la alimentación, la dieta de escorpiones y arañas se basa en insectos (saltamontes, cucarachas, grillos, moscas, siempre vivos), aunque pueden aceptar algún roedor o anfibio pequeño, si nuestro ejemplar es grande. No se recomienda utilizar animales capturados en la naturaleza, pues pueden portar enfermedades, venenos, insecticidas… Retira el sobrante después de comer para evitar parásitos.
Arañas y escorpiones son animales muy delicados que se estresan con facilidad. Pocos veterinarios son expertos en estos animales. Que se sepa, sus enfermedades no afectan a los humanos, aunque al revés sí. Ojo en los periodos de muda, cuando son más sensibles que nunca, se pasan un par de semanas en las que no pueden ser molestadas en absoluto. La cría suele ser todo un arte.
Está claro que no son mascotas para achuchar ni se va a frotar contra la pierna de las visitas (esperemos). No dejan de tener sustancias irritantes o venenosas para defenderse, que pueden aplicar sobre dueños demasiado fogosos sin ningún remordimiento. Sin embargo, son criaturitas de Dios de las que podemos llegar a aprender mucho. Por ejemplo, que cambian de piel dos veces al año.