La decisión de esterilizar a nuestra mascota es un tema muy controvertido que depende de las convicciones de cada uno. Desde las Administraciones Públicas y las Asociaciones Protectoras se aboga por proceder a la esterilización para evitar, sobre todo, la proliferación de camadas no deseadas que terminan abarrotando los Centros de Recogida.
En España, además, se da la circunstancia de que el número de abandonos de animales es muy alto, con lo que se agrava aún más el problema de espacio en Protectoras y Centros, pues es mucho menor el número de adopciones que el número de ingresos. Por eso se aboga por la tenencia responsable de animales, bien realizando la esterilización, bien controlando que las hembras no se queden preñadas.
Para controlar que las gatas no tengan el celo, se les puede suministrar pastillas anticonceptivas. Se les debe dar una pastilla semanalmente y ser muy regular, pues, al igual que las mujeres, un retraso en tomarse la pastilla puede hacer que no sea efectiva y que se quede preñada.
La piometra y el marcaje, los problemas menos graves
En el caso de las hembras, la esterilización se recomienda para prevenir que puedan sufrir piometra, una infección del útero de carácter grave. La piometra se detecta porque la gata comienza a secretar por la vagina sangre u otro fluido anormal. No tiene una causa determinada y se puede producir simplemente por tener varios episodios de celo muy seguidos.
En el caso de los machos, se recomienda para evitar que marquen el territorio con orina para atraer a las hembras en celo. Además, disminuye la rivalidad entre los machos que conviven juntos. En contra de lo que cree mucha gente, a los machos no se les realiza una operación de castración, sino una vasectomía, así que se pueden dar casos de que sigan montando a alguna de sus compañeras si entran en celo.
Protegiéndoles de virus de transmisión sexual
A pesar de que está prohibido dejar salir a la calle a nuestros gatos, mucha gente lo sigue haciendo. En estos casos, es mucho más importante realizar la esterilización, pues evitaremos que corran el riesgo de contraer dos enfermedades de transmisión sexual que no tienen cura: la inmunodeficiencia y la leucemias felinas.
Ambas son producidas por virus que no pueden ser contagiados a los humanos, pero son fácilmente transmisibles a los cachorros a través de la sangre de la madre. La leucemia es la más grave de las dos, pues si el virus se activa suele producirles tumores o la paralización del proceso de creación de glóbulos rojos, lo que les lleva a la muerte. Aunque hay una vacuna, sólo tiene un 80% de efectividad.
Para la inmunodeficiencia no existe una vacuna que se comercialice en Europa. Esta enfermedad produce una bajada de defensas generalizada, por lo que nuestro gato será más propenso a coger enfermedades. No es mortal en sí, pudiendo vivir perfectamente hasta llegar a una edad anciana. En el caso de la leucemia depende mucho de la edad del contagio, aunque también hay muchos gatos que llegan a la tercera edad.