Hasta el momento de formar la crisálida nuestros gusanitos habrán realizado alrededor de cuatro mudas de piel. Como hemos comentado en los post anteriores, es muy importante no tocarlos mientras realizan la muda, ya que nuestros gusanos se habrán agarrado fuertemente con las patitas al tallo y les dañaremos.
Una vez llegado el momento de realizar la última transformación, nuestros gusanos de seda, se subirán a las ramas que les hemos colocado y tejerán una especie de bolsa alrededor suyo realizando movimientos en forma de ocho para entretejer los hilos.
Es este capullo el que la industria textil utiliza para obtener la seda. A lo largo del tiempo se ha intentado obtener seda artificial, pero nada iguala la resistencia y suavidad que nos ofrece la naturaleza.
Una transformación espectacular
Durante la transformación en mariposa mudarán la piel otras dos veces, pero no lo veremos al estar dentro del capullo protector. Con la primera de estas mudas se formará la pupa o vaina protectora donde el gusano de seda se metamorfosea en mariposa.
En esa vaina se irán formando las nuevas patitas, las antenas y las alas. En la segunda muda, la mariposa rompe la pupa y se libera de la piel antigua. Algunos gusanos no forman correctamente el capullo de seda por lo que pudiera ser que asistamos al ciclo completo.
El milagro de la vida sigue su curso
Tras formarse el capullo de seda, las mariposas harán su aparición en unos 14 días. Una vez que las mariposas han eclosionado, los machos comienzan a batir las alas y a girar alrededor de las hembras en un baile de apareamiento.
Si se realiza la cópula, las hembras comenzarán a poner los huevos en los dos próximos días y morirán a las pocas horas de hacerlo. Los machos pueden sobrevivir más tiempo, pero no más de unos días. Tras ellos dejarán una gran cantidad de huevos fecundados que irán cambiando del amarillo al marrón.
Esperando a la nueva generación
Dependiendo de la raza de gusano de seda, los huevos fertilizados eclosionarán en 10 días o entrarán en un periodo de incubación de 300 días. En todo caso, el nacimiento de los nuevos gusanitos coincidirá con la entrada de la primavera y los nuevos brotes de morera.
Todos los huevos que han pasado del color amarillo al marrón están fecundados, así que si nuestros huevos no eclosionan a los 10 días no pasa nada malo. Lo único a tener en cuenta es que debemos evitar colocarlos cerca de una fuente de calor para evitar confundirlos y que nazcan antes de tiempo.