La chinchilla que nos acompaña en nuestras casas proviene de un híbrido entre las dos especies de chinchillas salvajes que existen. Originarias de los Andes, en su hábitat natural están casi extintas por la caza que se ha realizado durante muchos años por su apreciada piel.
Afortunadamente, hace unos años se ha llegado a un acuerdo para evitar su caza indiscriminada y, además, numerosos criadores de chinchillas mascota han ido proliferando, por lo que tampoco se cazarán para ofrecerlas como mascota. Este divertido roedor ha ido desplazando al hámster como animal preferido como mascota entre los roedores.
La suavidad de su piel y su característica que les hace repeler a los parásitos externos son unas cualidades muy apreciadas entre los que desean compartir su casa con un roedor. Las chinchillas tampoco hacen casi ruidos ni emiten malos olores, siendo unos animales muy limpios que no nos darán muchos problemas.
Carácter sociable
Su carácter alegre, juguetón y curioso será una gran ayuda a la hora de ganarnos su confianza. La chinchilla sufre mucho la soledad, por lo que es aconsejable adquirir una pareja de ejemplares, da igual que sean del mismo sexo o de distinto, lo importante es que tengan compañía con la que compartir sus juegos y correrías.
Si no dispone de la compañía de sus congéneres, será el propietario el que deberá suplir esa carencia, facilitándole juegos, tiempo de dedicación y haciendo que su chinchilla no se sienta sola mientras no esté con ella, proporcionándole un gran espacio de exploración en su jaula. Lo ideal es que disponga de varias alturas para que pueda disfrutar escalando y correteando por las pasarelas.
Explorando la casa
A pesar de que las chinchillas jueguen, trepen y se diviertan en su jaula, es recomendable dejarlas explorar la casa. Estas salidas deberán realizarse con supervisión, pues no hay que dejar que se puedan exponer a algún peligro que no hayamos previsto. Estos roedores no suelen dedicarse a roer aquellos objetos que no consideren un juguete, por lo que estaremos bastante seguros de que no roerán algún cable de la luz.
Como roedores nocturnos que son, deben descansar durante el día. Para conseguirlo debemos proporcionarles casetas o tubos de plástico donde puedan esconderse y descansar sintiéndose seguras. La actividad que más le relaja a una chinchilla es el baño de arena, pero no hay que utilizar arena para gatos, pues es perjudicial para sus pulmones.