La alimentación de roedores puede parecer una de las cosas más fáciles del mundo, pero una alimentación inadecuada traerá muchas complicaciones a nuestros pequeños y peludos amigos. Así que los que crean que compartir sus pipas con sus hamsters o darles lechuga a sus cobayas lo tienen hecho, más vale que se lean este post. Sus animales se lo agradecerán.
Recordemos que los hamsters son “acaparadores”. La comida seca debe ser rica en fibra y pobre en grasas, justo al contrario de lo que ocurre con los compuestos comerciales. La cmida fresca debe darse con moderación. Nada de ajo, cebolla, judía, patata cruda o puerro. La sal y el azúcar les resultan especialmente peligrosos. Las variedades enanas (ruso, Campbell) necesitan una aportación variada de semillas, frutos secos y complementos vegetales y animales.
Con los conejos pasa parecido, si abusas del pienso industrial tenderán a engordar rápidamente (con los gazapos no es tan grave). Necesitan mucha fibra, preferiblemente heno o cualquier hierba o césped. Debemos darle algún vegetal variado (pero siendo moderado con la espinaca, col, haba, patata o cereales) y, por supuesto, agua fresca a discreción. Igual que es interesante varias, conviene alimentarlos con un horario regular.
La alimentación de roedores es parecida para todas las especies
Las chinchillas son algo más exquisitas con los henos que prefieren, y nunca comen proteínas animales, pero por lo demás son parecidos a otros roedores: tres cuartas partes de heno en su dieta, piensos y preparados con moderación, y ocasionalmente alguna fruta o verdura y golosina, como un cacahuete. Las ardillas sí aman los frutos secos (piñones, almendras, nueces, cacahuetes) y su almacenaje, pero también son delicadas en cuanto a la limpieza del agua y a los insecticidas de los alimentos.
Las cobayas o conejillos de indias presentan la peculiaridad de requerir mucha vitamina C, por lo que su ingesta de fruta y verdura fresca debe estar asegurada a diario, o recurrir a los complementos. Por lo demás, se alimenta de la clásica combinación de heno y compuesto de cereal y semillas, con poca alfalfa salvo para crías o madres y sin abusar en cuanto a la cantidad.
Las cantidades y proporciones de cada ingrediente deben ser bastante precisas. Son animales delicados que no toleran bien los cambios alimenticios bruscos. También hay que tener muy claro los alimentos que resultan perjudiciales o tóxicos a cada especie, pues aunque las pautas son comunes, siempre tienen sus peculiaridades. Lo mejor es consultar siempre a un buen veterinario y mantenerse al tanto de posibles nuevas informaciones.