Hace unos años, ver un hurón pasear por la calle enganchado de un arnés era un espectáculo que llamaba la atención por ser inusual. Mirábamos a aquellos inquietos animalillos que olisqueaban a derecha e izquierda sin cesar de mover su estilizada naricilla. La curiosidad que nos engendraba iba a la par del respeto, incluso miedo, que se filtraba por los poros ante un animal del que no sabíamos apenas nada.
Sin embargo, hoy en día es raro no conocer a un amigo, vecino o amigo de un amigo que no tenga uno o varios hurones. Lo fácil de su cuidado es uno de los mayores atractivos con que cuenta este pequeño amigo para aquellos que no disponen de demasiado tiempo. Además, su inquieta curiosidad le hace divertido y que esté dispuesto al juego… cuando no está durmiendo.
Su enorme habilidad para aprender trucos es fruto de una inteligencia aguda y curiosa, que también les lleva a ser osados y temerarios cuando algo les atrae. Hay que tener en cuenta que a los hurones les encantan los lugares oscuros y escondidos, por lo que deberemos hacer un «catálogo» de lugares donde es posible que se esconda si no queremos volvernos locos buscándolos.
Ventajas e inconvenientes
Otra de las características que les hacen muy atractivos como mascotas es su tamaño reducido. No suelen pasar de los dos kilos y medio y los 50 centímetros de longitud, si es macho, mientras que las hembras son más menudas, llegando apenas a los 40 centímetros. Su fácil manejo choca con la delicadeza que hay que tener al cogerlos, ya que son más delicados y si les hacemos daño se defenderán, literalmente, con uñas y dientes.
Su fuerte olor corporal es la mayor desventaja que puede encontrarse en los hurones. Sin embargo, ni es para tanto ni tiene que ser un hándicap a la hora de decidirnos a tener uno de estos mustélidos en casa, ya que hay perros que pueden llegar a tener olores mucho más penetrantes. Una de las formas de mitigar el olor, aparte de lavar a menudo su lugar de descanso, es bañarlos una vez al mes o esterilizarlos.
Juguetones y cariñosos
Sus tremendas ganas de explorar, jugar y curiosear pueden llevarlos a situaciones peligrosas, así que hay que tener cuidado con dejar ventanas abiertas, cables que puedan morder u objetos que se puedan tragar. Si van a estar sin vigilancia en casa lo mejor es tenerles habilitado un espacio enjaulado con zonas de juego para que no se aburran.
A pesar de su aspecto un tanto inquietante, los hurones son unos animales muy cariñosos y a los que les gusta jugar con los niños. El único inconveniente es que hay que enseñar a los niños la mejor manera de jugar con ellos sin hacerles daño para evitar que puedan llevarse algún mordisco defensivo.