Gatos y toxoplasmosis, verdades y mentiras

Gatos y toxoplasmosis, verdades y mentiras

Afortunadamente, cada vez hay menos desconocimiento por parte de los ginecólogos, matronas y demás facultativos que atienden a las mujeres embarazadas sobre el riesgo real de que nuestro gato pueda infectarnos del parásito que provoca la toxoplasmosis.

Pero aún es bastante frecuente que algún médico nos indique que debemos deshacernos de nuestro gato si nos quedamos embarazadas… y ya no digamos nuestra familia, que llevados por la preocupación que les ha inculcado la sabiduría popular nos bombardean con protestas por convivir con un gato en casa.

Gato durmiendo

Esta creencia popular tiene sus raíces en el tiempo en que los gatos no eran considerados animales de compañía sino simples merodeantes  de los hogares, cuadras y demás lugares de las granjas y pueblos. Gatos a los que no se desparasitaba y que comían lo que cazaban.

¿Habremos pasado ya la toxoplasmosis?

Un gato casero, que no salga al exterior a cazar, ni coma carne cruda sin control sanitario, será prácticamente imposible que contraiga el parásito dela toxoplasmosis. Pero para asegurarse, se puede solicitar al veterinario que le haga una prueba específica para averiguar si es portador del parásito.

La forma de contagiarse es que los huevos del parásito se ingieran de alguna forma. La más habitual es a través del consumo de verdura mal lavada, de jamón serrano curado y de pescado y carne cruda, por eso se recomienda evitar su consumo. Si nuestro gato es portador, podemos solicitar a nuestro médico que nos haga la prueba a nosotras para ver si ya hubiéramos estado contagiados, en cuyo caso tendremos anticuerpos y no habría problema.

Una solución muy simple

En el improbable caso de que nuestro gato fuera portador del parásito dela toxoplamosis y nosotras no tuviéramos anticuerpos, aún se deberían dar una serie de circunstancias para que pudiera contagiarnos. Lo primero es que el ciclo reproductor del parásito coincida con nuestra gestación, cosa que pudiera suceder.

Lo segundo, que cojamos un excremento de nuestro gato con las manos desnudas y sin habérnoslas lavado preparásemos algún alimento que fuéramos a consumir… vamos, algo que es muy improbable que pase. Como veis es tan simple como extremar las medidas de higiene y, si es posible, encargar durante ese tiempo la limpieza de las bandejas de la arena a otra persona.

Conclusión

Muchas mujeres que llevan años colaborando en albergues de gatos ocupándose de su limpieza, mujeres que son casa de acogida y que han criado a muchos pequeños bebés gatitos, descubren que no nunca han pasado la toxoplasmosis.

Por favor, antes de asustarse y hacer caso de consejos negativos, consultad al veterinario y haceros las pruebas. Con ese simple gesto podréis evitar pasar meses de agobios o tomar una decisión errónea.