Muchas personas desconocen la forma en la que su gato interrelacionará con otro gato y creen que bastará con dejar suelto por la casa al nuevo gato para que se lleven bien, sin embargo lo más seguro es que se bufen y se puedan llegar a atacar.
Esta mala experiencia marcará su convivencia futura haciendo más difícil que se puedan llevar bien, por eso se recomienda seguir unas pautas para que ambos gatos se vayan acostumbrando a la presencia del otro y así sea más fácil la presentación final.
En el post anterior explicaba los primeros pasos a seguir: alojamiento del nuevo gato en una habitación separada, intercambio de olores a través de las mantas o cunas y los primeros paseos por las zonas comunes.
Observando su lenguaje corporal
El comportamiento del nuevo gato será ir marcando los lugares de la casa que son nuevos para él mediante el frotamiento de su cabeza y cuerpo. Investigará todo con cuidado pero con curiosidad. Podemos ayudarle a ganar confianza dándole algún premio o poniéndole una lata de comida. Cuando vuelva a su habitación y nuestro gato recupere su espacio, irá a investigar los lugares donde el otro gato se ha restregado.
Es importante observar cómo se comporta, si simplemente denota curiosidad o si emite señales de nerviosismo. Estas señales serían: poner los bigotes curvados hacia delante, echar las orejas para atrás, bufar, mover el rabo lateralmente en forma de latigazos. También habrá que dejarle ir a cotillear el espacio del otro gato.
Y por fin se ven
Si realizamos este ejercicio varios días y no vemos ninguna señal de nerviosismo será el momento de probar que se vean. Si disponemos de alguna puerta cristalera, podemos hacer que se vean por ahí. Puede ser que al principio se bufen, pero poco a poco se irán acostumbrando. Si no disponemos de esa puerta podemos colocar al nuevo gato en un transportín en una zona común y dejar que nuestro gato se acerque a ver.
Mientras que no se produzca ningún tipo de ataque con las patas, los bufidos serán algo normal, ya que se están midiendo. Si se produce algún intento de dar con las patas se volverá a llevar el transportín a la habitación sin regañar a nadie y se volverá a intentar otro día. Cuando todo vaya bien y solamente se huelan con curiosidad será el momento de dejar el transportín abierto.
Dejar que marquen sus pautas
Nunca hay que forzar al gato a salir fuera, ya saldrá cuando se sienta cómodo. Es posible que una vez juntos se bufen alguna vez, ambos deben encontrar su equilibrio y distancia. Mientras no haya ataques entre ellos no hay que intervenir, pues únicamente les haremos ponerse más nerviosos. Hay que recordar que ellos saben los mensajes que se están intercambiando y nosotros no.