Este simpático roedor empezó abriendo un hueco en nuestros corazones a través de los dibujos animados y los documentales televisivos en los que se refleja un carácter curioso y juguetón. El aire que tiene entre perro y ardilla le da, además, un punto de ternura que difícilmente puede pasarnos desapercibidos.
Oriundo de las praderas norteamericanas, fue bautizado como «perrito de la pradera» por los franceses debido a que el sonido que emiten como señal de alarma es muy parecido a un ladrido canino. La caza de sus depredadores naturales por los colonos y la cría de vacuno, que segaba los campos, provocó que aumentara su población hasta puntos insostenibles.
Cuando empezaron a comerse las cosechas se produjeron campañas de exterminio, llegando a diezmar su población hasta casi provocar su extinción. Esto también afectó a algunos animales, como los hurones de pies negros, que se alimentan casi en exclusiva de ellos, provocando también que entraran en la categoría de animales en peligro de extinción.
Y, sin embargo, son muy importantes
Afortunadamente hoy en día de las cinco especies de perrito de la pradera que existen, sólo la mexicana sigue considerada en peligro, pues se siguen persiguiendo y su hábitat natural se ha visto muy mermado por la agricultura. Y, sin embargo, estos roedores son muy importantes para el campo, pues sus túneles provocan la aireación de la tierra, su abono con las plantas que introducen en sus galerías y la fertilización con las lluvias que las inundan en invierno.
Tenerlos en casa no es mucho más difícil que tener cualquier roedor de tamaño mediano, pero primero hay que averiguar si el perrito de la pradera está entre los animales que se permiten tener como domésticos, ya que no en todos los lugares se puede tener legalmente. Aunque son sociables necesitarán un periodo de adaptación a nosotros.
Ofrecerles un espacio tranquilo
Se les puede tener sueltos por casa, cuidando de que no se puedan salir de ella, pero lo ideal es disponer de una jaula grande donde puedan sentirse aislados y protegidos cuando lo deseen. Les gustan las madrigueras, así que habrá que disponer de unos cubículos con túneles para que se asemejen a los que utilizan en libertad.
A pesar de que viven en colonias, se dividen en unidades familiares que defienden su territorio de otros miembros de la misma colonia. Las hembras suelen quedarse en el grupo, pero los machos se marchan a los dos años para hacer su propia unidad familiar, pues las hembras emparentadas no aceptarán aparearse con ellos.