Los yacos, o loros grises, o african grey, provienen de África y son las psitácidas con las mejores dotes de imitación de todas las aves que poseen esta cualidad. Por esta razón, los loros grises son de los más demandados entre las psitácidas. A la hora de adquirir un yaco hay que tener cuidado con no confundirse con el timneh, o cola de vinagre, cuya cola es más oscura y tiene la parte superior del pico de color claro.
Los loros grises son oriundos de las selvas centrales y occidentales africanas. Su longevidad es prodigiosa, pudiendo llegar a vivir 60 años. Debido a ello, debemos plantearnos que será un compañero para toda la vida del que deberemos hacernos cargo y cuidarlo lo mejor posible. A pesar de que son muy listos y parlanchines, tardan más en romper a hablar que otros congéneres.
Los yacos son conocidos por su gran capacidad de aprendizaje, pudiendo imitar no solo la voz humana, sino casi cualquier sonido, desde un timbre de teléfono a ruidos de la calle. Esta capacidad les hace ser muy apreciados en el mundo circense y en los espectáculos de los zoológicos, pues aúnan las acrobacias con sus aptitudes vocales.
Buscando cariño y atención
Como todos los loros, los yacos son tercos y algo temperamentales, aunque sean más tranquilos que otros psitácidas pueden llegar a colmar la paciencia de su cuidador. Necesitan mucha paciencia, sobre todo mientras pasan la etapa de la pubertad, pues hasta los dos años y medio no pueden considerarse adultos.
Son aves que escogen a su humano favorito, rechazando el contacto con el resto de los integrantes del hogar, así que no son muy recomendables para interactuar con familias. Precisan atención total un par de veces al día durante una hora cada vez, al menos, para que los vínculos se renueven y no se sienta abandonado.
Juego y baño garantizados
A los yacos les encanta bañarse, chapotean a placer y aprovechan para quedar limpios y relucientes. Proporcionarles un barreño con agua un par de veces por semana les hará sentirse felices. También es muy importante mantener bien limpia su jaula, tanto de excrementos como de restos de comida que pueda pudrirse.
Mantenerlos ocupados mentalmente es otro de los mayores retos a los que nos enfrentamos. Hay que recordar que son animales muy inteligentes que llegan a aprender frases completas, por lo que atender a su salud mental es fundamental. Al menos deberán disponer de varios juguetes dentro de su jaula que debemos cambiar con asiduidad para que no se aburran.