El pequeño hámster roborovski, también llamado hámster ruso o del desierto, es el más diminuto de los hámsteres. Es por eso que tenemos que adecuarle una jaula especial para que no pueda salirse por los barrotes y tener cuidado con los elementos y juguetes que introducimos en ella, porque fácilmente pueden dañarse las patitas.
También hay que extremar las precauciones al manipularle, pues una caída puede ser mortal. Su pequeño tamaño y la rapidez de movimientos que es capaz de desarrollar les hace muy difíciles de sujetar. Si tenemos que cogerle, lo mejor es hacerlo muy cerca de una superficie para evitar que pueda haber un accidente.
La cría del roborovski es un tanto difícil, pues muchas hembras dejan de ser fértiles a partir del año de edad. Durante la época de cría, de abril a septiembre podrán tener hasta 4 camadas. La gestación dura alrededor de 22 días y no tienen un número fijo de crías, pudiendo tener una única cría o hasta nueve pequeños.
Encontrar la cantidad de comida precisa
Los hidratos de carbonos y las proteínas animales serán la dieta base del hámster roborovski. Se los proporcionaremos a través de semillas, cereales, pescados, huevos y carnes, sobre todo. También se les debe proporcionar fruta y verduras de vez en cuando, siempre teniendo en cuenta que hay que evitar las frutas ácidas, tipo cítricos.
Dependiendo de la edad, nuestro roborovski ingerirá una cantidad distinta de comida, por lo que cuantificar cuánto darle dependerá de cada ejemplar. La forma de saber cuánta comida darle es observar si se la come o la almacena. Para ello, le suministraremos la misma cantidad durante unos días y comprobaremos si la guarda. Si sucede eso, le iremos ajustando la comida hasta que veamos que ya no almacena nada de ella.
Más higiene, menos enfermedades
La higiene es una parte fundamental para mantener a nuestro hámster roborovski sano y en perfectas condiciones. El agua debe de ser limpia y fresca y cambiada todos los días. Además hay que retirar los restos de alimentos que hayan quedado para evitar la proliferación de bacterias que puedan atacarles.
El sustrato de la jaula tiene que estar limpio y seco. Si se humedece por la caída de agua o cualquier otro alimento, habrá que eliminar la parte mojada y sustituirla por nuevo sustrato. Por supuesto, la zona que utilice como «servicio» debe de limpiarse a menudo, tanto para evitar olores como infecciones, y una vez a la semana, habrá que limpiar toda la jaula.