Los gatos son animales de costumbres. Si observamos a nuestro gato durante varios días seguidos, veremos que mantiene diversas pautas que repite día tras día. Con este comportamiento, los gatos controlan su ambiente y comprueban que todo sigue en orden y en tranquilidad.
Hay que tener en cuenta que, como buenos felinos, los gatos son territoriales, es decir, mantienen bajo control un territorio, por eso cualquier cambio que se produce en él lo tienen que investigar y dar «su visto bueno». Todos hemos visto cómo el simple cambio de sitio de un mueble desencadena un interés inusual por dicho mueble.
En ese sentido, los perros están más habituados a los cambios, ya que sus salidas a la calle les facilitan que tengan que habituarse a ambientes y situaciones distintos de un momento a otro. Sin embargo, a los perros les estresa más el quedarse solos en casa que a los gatos… cada especie tiene sus características propias.
«Apatrullando la ciudad»
El control y el orden son parte intrínseca del comportamiento felino. Necesitan delimitar su territorio marcándolo con su olor, por eso los gatos se restriegan por todas las superficies nuevas de la casa. Cuando un gato refrega su cara o su cuerpo por una esquina de un elemento nuevo está aceptando que ese elemento ha entrado a formar parte de su territorio.
Debido a esto, todo cambio en su rutina puede ser una causa de estrés. Desde una visita que trae nuevos olores, al cambio de decoración de la casa. No digamos si el cambio es la introducción de un nuevo animal en casa o una mudanza a un sitio nuevo, aunque sea para una simple estancia de vacaciones.
Vigilar cualquier síntoma de estrés
El estrés en el gato se manifiesta de muy diversas maneras. La más liviana es el cambio de carácter: con el estrés se vuelven más irascibles, tal y como nos pasa a nosotros. Si el estrés aumenta, pueden producirse otros efectos muy perjudiciales, como rascarse hasta hacerse heridas, perder pelo, dejar de comer, etc. Cada animal responde de manera distinta a los diversos avatares de la vida, así que hay que observar a nuestro gato y actuar en consecuencia.
No está de más que si sabemos de antemano que vamos a exponer a nuestro gato a un suceso altamente estresante, como puede ser una obra en casa, la estancia prolongada de gente desconocida para él, un nuevo habitante en el hogar, etc., utilicemos alguno de los productos anti-estrés que nuestro veterinario nos indique. Pueden ser remedios naturales para tomar, feromonas para pulverizar en el ambiente u otros consejos.