En contra de lo que pudiera parecer a primera vista, los erizos son unas buenas mascotas pues son tranquilos y se puede llegar a interactuar con ellos si nos ganamos su confianza. Por contra, requieren más cuidados especializados que los perros o los gatos, sobre todo en la alimentación y en la adecuación del entorno.
No todos los erizos se pueden tener de mascota, sólo los africanos y egipcios. Es ilegal tener erizos autóctonos capturados de la naturaleza, como el europeo o el moruno, aunque lo tengamos en un jardín. Por eso, si nos encontramos un erizo herido, hay que llevarlo a un centro de recuperación para que luego lo pongan en libertad.
Los erizos son muy tranquilos, aunque se estresan si les manipulamos demasiado. Cuando llegan a un nuevo hogar será habitual que se enrosquen en posición defensiva cada vez que queramos tocarlos. Para que se vayan habituando a nosotros debemos dejar que nos huelan las manos antes de tocarlos y tratarlos con mucha delicadeza. Si lo hacemos así, en unas semanas estarán recorriendo nuestros brazos.
Conocerlos a través de expertos
Hay mucho desconocimiento general sobre el comportamiento del erizo. Esto se debe a la relativa novedad que supone en Europa tener a estos mamíferos como mascotas, llegando incluso a ser difícil encontrar un veterinario que pueda atenderle con garantías.
El boca a boca es una de las herramientas más utilizadas por los propietarios de erizos, pero hay que tener cuidado, pues no se puede saber si lo que nos cuenten es fiable. Lo mejor es recurrir a webs especializadas donde podremos averiguar su comportamiento real.
Baños no, por favor
A los erizos no les gusta el agua, así que está descartado bañarlos. Ellos se acicalan las púas con las patas y el vientre con la lengua. Si alguna vez se ensucian las patitas solamente habrá que limpiarlos con una toallita húmeda. Lo que sí habrá de hacerse es desinfectar la jaula semanalmente.
Tampoco les gusta vivir en comunidad y sólo se juntan para aparearse. Si quieres criar, los padres deben vivir separados y juntarlos en la jaula del macho. Tras el apareamiento deberás volver a separarlos, si no correrás el riesgo de que el macho pueda llegara matar a las crías. La hembra debe de permanecer tranquila antes y después del parto para evitar el estrés y que pueda matar a las crías también.
Ejercicio de modo seguro
En libertad recorren muchos kilómetros, así que hay que facilitarles un espacio donde no se sientan encerrados y una gran rueda de ejercicio para que quemen calorías. Hay que tener cuidado de que la rueda no tenga listones donde nuestro erizo pueda dañarse sus delicadas patitas. Por este motivo se recomienda que el suelo de la jaula sea liso, sin barrotes.
Son unos animales silenciosos. Solo emiten gritos si se sienten en peligro, pero es bastante común que ronquen. Si piensas dejarlos dormir en tu habitación es posible que te lleguen a despertar porque sus hábitos son más nocturnos que diurnos y harán ruido al moverse por la jaula.