El embarazo psicológico, sobre todo en perras y gatas, es bastante común. Se dan generalmente en hembras jóvenes sin castrar y los motivos son claramente hormonales. Cuando la perra o la gata entran en celo su cuerpo comienza a producir una serie de hormonas y su cuerpo se prepara para la procreación, podríamos decir que en cierto modo se programan. Pero al no producirse la fecundación, el instinto de procreación, en definitiva de supervivencia, puede ser tan fuerte que haga que en animal, con elevadas dosis de progesterona y hormona proláctica en su cuerpo, desarrolle todos los síntomas de un embarazo, incluida la producción de leche.
La mascota puede engordar y preparar incluso su lugar para parir. En el caso de las perras los síntomas son bastante evidentes pero en el caso de las gatas estos pueden pasar más desapercibidos hasta que les sube la leche a las mamas, causándoles una fuerte hinchazón. Si no se le pone remedio a tiempo, pueden llegar a creer que han parido, adoptando a otro animal o a un objeto y comportándose con él como si fuera su cachorro.
En caso de embarazo psicológico acude al veterinario
Es importante acudir al veterinario si se observan síntomas de un embarazo psicológico en nuestra mascota ya que este puede acabar causando problemas. Uno de los más comunes lo produce la leche, que al no tener quién la mame puede endurecerse en las mamas causando obstrucciones y problemas realmente serios.
Si no tenemos pensado que nuestro animal críe lo mejor para prevenir este tipo de situaciones es recurrir a la esterilización. Muchos veterinarios recomiendan aun hoy en día que se espere a que se produzca el primer celo antes de operar a la hembra, sin embargo son cada vez más las voces que dicen que operar a la perra o a la gata antes del primer celo evita muchos de estos problemas.
En algunos casos, un animal esterilizado puede sufrir un embarazo psicológico. No es lo más habitual, pero si la hembra entra en celo y al poco tiempo es esterilizada, puede haber liberado ya en su cuerpo las hormonas que causan este tipo de problemas. Esto puede pasar incluso dos o tres meses después de la operación, siendo motivo de sorpresa para los propietarios y en ocasiones de una cierta desconfianza sobre si la operación se ha realizado correctamente. Esto no tiene por qué ponerse en cuestión, ya que una vez que las hormonas están en el cuerpo del animal el peligro de un embarazo psicológico está ahí hasta que estas son eliminadas durante el ciclo natural del animal.