Pues va a sonar a que me lo estoy inventando, pero coincidiendo con estas fechas (¡que es el Día del Padre, por si no te has dado cuenta!) mi gato ha sido ídem, o sea, padre mascota de cuatro preciosos gatitos. La madre, una hermosa y joven gata albina y sorda. Les deseo muchos años de felicidad juntos y blablabla.
Así que esto va a ir hoy del instinto paternal de las mascotas. A la primera pregunta que surge inmediatamente, ¿acaso las mascotas tienen instinto paternal?, la respuesta es evidente. Pues claro, atontao. Acaso los animales no lo tienen. Acaso no cuida un padre de sus crías, salvo excepciones muy específicas, sea en cautividad o en libertad? ¿No se encarga de su alimentación y vigilancia?
Si bien es cierto que, como en el caso de los humanos, lo más normal es que sea la madre quien se tome los mayores cuidados para dejar una descendencia hermosa y saludable en el mundo, también muchos padres se desviven por sus crías. Ahí tenemos los casos del ñandú y el emú, el mono tití, el ave lavandera, el pingüino, algunas ranas, el caballito de mar…
Acuérdate hoy de tu mascota, si es padre, o del padre de tu mascota
Me dirás que todo ese comportamiento instintivo está muy bien, pero que en cautividad no se comporta así un animal doméstico. Que tu mascota no incuba ni se embaraza como otros bichos, de acuerdo. Que eres tú quien da de comer a padre e hijos, de acuerdo. Que incluso si te descuidas el jodío bicho intenta comerse o hacer desaparecer a su propia progenie, de acuerdo también.
Pero, ¿acaso no es eso precisamente ser padre, incluso en el caso de los humanos? Que yo recuerde, a mí tampoco me incubó ni parió mi padre. En estos duros días de crisis y paro, ambos comemos de lo que nos da Papá Estado, nuestro verdadero dueño y amo. Y todos conocemos casos en que los padres intentan deshacerse de los hijos, no comiéndoselos, pero sí invitándoles (de forma más o menos discreta) a abandonar cuanto antes el nido familiar.
Bueno, supongo que se pueda mirar el asunto de dos o más maneras, pero me parece que no hay demasiada diferencia entre los padres-animales salvajes, padres-mascotas y padres-humanos. Unos comerán huevos, otros pienso y otros carroña cuando se presente la oportunidad. Todos, al fin y al cabo, son padres y, aunque sólo sea por eso, por los malos ratos que pasan, merecen al menos un día de respeto.