Cuando hablamos de cerditos, todos nos imaginamos un cerdito rosado y simpático que retoza en un lodazal y que tiene un olor demasiado característico… Sin embargo, los cerditos vietnamitas no son nada parecidos. En primer lugar, el aspecto físico es completamente distinto, son negros con manchas blancas y muy pequeños, incluso de adultos.
Además, son extremadamente limpios y no huelen, pues no sudan. Únicamente precisarán un baño cada dos o tres meses y un arenero como aseo, que tendrá que estar lejos del comedero y su zona de descanso para que se sientan cómodos.
Son animales muy inteligentes, por lo que deberemos ser bastante exigentes a la hora imponer las normas, pues en seguida sabrán cómo hacer que les demos lo que quieren si nos mostramos blandos.
Familiares y dóciles
Los cerditos vietnamitas son unos animales que necesitan formar parte de una familia, por eso son tan dóciles y buenos como mascota, ya que querrán integrarse en su nueva familia. Sin embargo, debemos ser constantes en su adiestramiento o corremos el riesgo de que no nos hagan caso.
Además deberemos pasar tiempo con ellos e integrarlos en nuestro ambiente, porque la soledad le irá volviendo huraño y poco receptivo. Lo mejor es adquirir un cerdito vietnamita que ya haya formado parte de una familia o, si es cachorro, que su madre conozca lo que vivir con los humanos, de esta manera el pequeño cerdito no tendrá miedo a nuestro contacto.
Cuidando la dieta
Como buenos omnívoros, podemos alimentar a nuestro cerdito vietnamita con cualquier clase de comida que comamos nosotros, pero siempre cuidando de no darle demasiado alimento, pues si engorda tendrá problemas de salud. Tampoco es recomendable el pienso para cerdos porque está pensado para su engorde y no le vendrá bien.
Una dieta equilibrada a base de cereales, hortalizas, verduras y fruta será lo más adecuado para ellos. Esta comida, combinada con ejercicio al aire libre, bien a través de paseos bien a través de poder dejarlo salir al exterior en una zona controlada, será la mejor manera de que sea feliz y tenga una larga vida.
Mucha paciencia y mimos
Con el cambio de casa, tardará unos días en habituarse a nosotros. La paciencia y el cariño serán nuestros aliados y la mejor receta para conseguir que se aclimate a su nuevo hogar lo antes posible. Mimarle, averiguar dónde le gusta que le rasquen, darle algún premio, jugar con él, serán una forma de hacerle perder el miedo al cambio.
Siempre hay que tener presente que el primer contacto con la nueva mascota es crucial para que nos coja confianza. Los modales bruscos, o las situaciones estresantes harán que nuestro pequeño cerdito vietnamita se sienta inseguro e infeliz. Ofrecerle la confianza necesaria para olvidar su natural reserva significa dosis de calma y amor.