Cuando el dueño de un perro busca un educador canino, suele informarse a través de internet. En el momento en que introducimos en el buscador téminos como «educador canino», «adiestramiento», «educación perro», la información que nos aparece es infinita y muy complicada de filtrar para encontrar el método adecuado.
Un batiburrillo de blogs y webs donde nos ofrecen multitud de sistemas, de consejos, de garantías de conseguir lo que buscamos, de lograrlo en un tiempo récord y, a veces, con unos precios que varían enormemente y que nos hacen desconfiar de todo y de todos. ¿Cómo saber qué escoger? ¿Cómo decidir si este o aquel educador nos conviene?
También habría que hacerse otra pregunta: ¿Cuál es el método que conviene a nuestro perro? Existen distintos métodos de entender la forma de educar al perro. El más habitual hasta hace unos años era el método de dominación, aquel que busca que el humano sea el jefe del perro, el famoso líder de la manada. Sin embargo, esta técnica no es compartida por muchos otros educadores, que buscan acercarse al perro de igual a igual.
¿Qué es educar en positivo?
Educar en positivo es buscar que la famosa frase «el hombre es el mejor amigo del perro» sea realidad. Por eso esta técnica educativa está basada en el respeto absoluto hacia el animal. No se utilizan castigos físicos ni verbales. No se utiliza ningún artilugio que dañe al perro, porque está comprobado que sólo se «corrige» el comportamiento indeseado sin llegar al fondo del problema y solucionarlo.
Se busca crear un vínculo de confianza con nuestro perro, que provoque que aprenda por gusto no por miedo a que le gritemos, le demos tirones de correa, ni le causemos ahogo con un collar. No se busca la confrontación con el perro, sino el entendimiento de qué situaciones nos gustan, reforzándolas a través de experiencias positivas, como comida, halagos, mimos, juegos, pero nunca se debe regañar si no acierta en lo que queremos, simplemente hay que trabajar más con él.
La ley del aprendizaje animal
«Un comportamiento reforzado tiende a repetirse a lo largo del tiempo, mientras que uno no reforzado desaparecerá paulatinamente». Con el punto de mira en esta frase, hay que buscar qué refuerza el comportamiento que no deseamos en nuestro perro. A partir de ahí habrá que eliminar ese refuerzo y buscar una alternativa de comportamiento que le parezca más atractiva. De esta manera, nuestro perro abandonará paulatinamente esos comportamientos que no nos gustan por los nuevos, que le resultarán mucho más interesantes al haber introducido elementos que le crean experiencias positivas.
Para poder conseguir este cambio, deberemos contactar con un profesional que eduque en positivo. Nuestro consejo es pedir referencias de los cursos que han realizado y averiguar cómo suele interactuar con los perros. Si hay algo que no nos gusta de ese adiestrador no es para nuestro perro. Podéis ver alguno de estos ejemplos de educación en Mr Mutt y Canescool.