Es fácil confundir la figura de un educador canino con la de un adiestrador. Incluso ambas figuras a veces se pueden confundir en algunas de sus funciones con las de un etólogo. En estas tres profesiones el ámbito de trabajo puede ser el comportamiento del animal, pero visto desde prismas diferentes.
Si bien va por delante que en ocasiones pueden sobreponerse unas funciones con otras, es importante conocer las diferencias entre unos y otros para que si detectamos algún problema en nuestro animal sepamos a quién tenemos que recurrir de una forma clara y sin equívocos.
La figura del adiestrador
Un adiestrador es una persona que enseña al perro a cumplir una serie de órdenes. El perro aprende que “Sit” o “Siéntate” son la señal para sentarse y asocia los diferentes comandos con lo que se espera que haga cuándo los escucha. El adiestrador enseña al perro a cumplir estas órdenes de una forma rápida, sin pensarlo siquiera y en algunas ocasiones, si se adiestra al animal en alguna disciplina, que lo haga también de la forma más perfecta posible.
Son adiestradores aquellos que enseñan al perro determinadas prácticas deportivas, como salto o tiro, los que adiestran al perro para cumplir tareas de seguridad o los que trabajan para que un determinado can sea capaz de cumplir determinadas tareas con una persona que está en una silla de ruedas o que no puede ver, por poner algunos ejemplos.
La figura del educador
Un educador canino no trabaja solo con el perro, sino también con su propietario. Le enseña al animal obediencia, pero también enseña a su dueño a transmitir la autoridad y a comunicarse con su animal de una forma mucho más efectiva. De esta forma, consigue que el dueño del perro logre de este un comportamiento correcto en la sociedad, tanto con el resto de las personas como con otros perros.
En definitiva enseña al dueño del perro a inculcarle unos buenos hábitos y también un adiestramiento básico. En este punto sería donde educador y adiestrador parecen sobreponerse.
Tanto el educador como el etólogo pueden tratar problemas de comportamiento, pero (explicado de una forma muy básica) el educador se ocupa de los casos normales de mal comportamiento por no haber tenido una buena educación, mientras que el etólogo estudia aquellos casos en los que se da una patología, es decir, en los que hay una causa física o psíquica que está provocando ese mal comportamiento.