Los gatos son auténticos artistas del disimulo, especialmente en lo que se refiere a su salud. En el mundo felino, un animal enfermo es un animal débil que se puede convertir en blanco de ataques y por eso es importante aparentar una total fortaleza incluso cuando no se siente.
El gato tiene todavía ese lado salvaje muy activo y por eso es frecuente que cuando el dueño se da cuenta de que su mascota está enferma la cosa está ya avanzada. Por eso es importante fijarse en pequeños detalles que nos indicarán si nuestro gato está tan sano como nos quiere dar a entender:
-La comida. La comida es algo muy importante para determinar la salud de un gato. Si se encuentra mal, generalmente dejará de comer y esto nos indicará que algo ha cambiado. No pasa nada si tu gato no come un día, puede tener un malestar estomacal como cualquier persona o puede influirle el cambio del tiempo especialmente si viene una ola de calor.
Pero si tu gato deja de comer como antes y comienza a perder peso, es momento de llevarlo al veterinario.
-El agua. Los gatos no suelen beber grandes cantidades de agua, aunque les encanta hacerlo del grifo o de una fuente. Si tu gato comienza a mostrar más sed de la habitual y ves que su bebedero aparece vacío o te pide con frecuencia que le abras el grifo, acude al veterinario.
La sed inusual puede ser un síntoma de un problema renal, una de las causas más frecuentes de enfermedades crónicas en los gatos.
-El pelo. El pelo también es un buen indicador de la salud felina. Si tu gato deja de acicalarse el pelo y lo ves revuelto y no tan suave como es habitual, enciende todas las alarmas. Puede ser desde estrés hasta otras enfermedades.
También debes de estar atento a la aparición de calvas, que pueden indicar nerviosismo y lamido inusual o incluso la aparición de hongos.
-Otras observaciones. Si ves a tu gato apático o decaído puede estar enfermo. Vigila el blanco de los ojos y la zona de la piel que se ve principalmente entre la oreja y el ojo. Si en lugar de estar blanco está amarillento puede indicar un problema hepático.
Fíjate también en las mamas del animal, que no tengan ningún bulto y al acariciarlo y cepillarlo comprueba que tampoco haya ningún tipo de abultamiento en su piel.