Con la llegada del buen tiempo comienza la temporada activa del flebotomo, el mosquito que transmite la leishmaniosis. Esta enfermedad se da por igual en humanos y perros, pero mientras en los humanos se puede curar por completo, en los perros sólo se puede mitigar los síntomas y darle una buena calidad de vida.
España y toda la cuenca del Mediterráneo es una zona afectada por esta enfermedad, de ahí la importancia de tomar ciertas medidas para proteger a nuestros perros del contagio. La más habitual es colocar un collar repelente específico para la leishmaniosis o usar pipetas o spray. Estos métodos pueden llegar a proteger en un 95% de los casos a nuestro perro.
El ciclo del flebotomo comprende los meses en los que hace calor, desde mayo a septiembre u octubre, dependiendo de lo que se alargue el buen tiempo. Algunas de las recomendaciones que se dan para reducir la posibilidad de contagio son que los perros no permanezcan fuera del hogar desde el atardecer al amanecer y que se les coloque mosquiteras en las zonas de descanso.
La vacuna de la polémica
Hace un par de años los laboratorios Virbac sacaron al mercado una vacuna contra la leishmaniosis canina, aunque es muy cara. Se trata de un ciclo de 3 vacunaciones cada 21 días que ofrece una tasa de protección entre el 92 y el 97%, dependiendo de si se combina con las pipetas y collares o es el único medio de protección.
Esta vacuna está rodeada de una gran polémica, ya que se han sucedido muchos casos en los que los perros vacunados han respondido mal a la vacuna, presentando cuadros con fiebre, vómitos y alergias… y lo que es peor, algunos han fallecido sin que se sepa qué ha producido estos problemas en estos perros mientras a otros no les ha causado el menor inconveniente.
Síntomas que dan la voz de alarma
Los síntomas más comunes que produce la leishmaniosis son picores, aparición de grandes callos en codos y tarsos, pérdida de pelo, lesiones en la piel con descamaciones, crecimiento exagerado de las uñas y alopecia localizadas en zonas como los ojos, las orejas o la nariz. Estas zonas se resecarán y aparecerán lesiones producidas por arrascarse debido a la picazón que sienten.
Si notamos alguno de estos síntomas es importante acudir al veterinario cuanto antes para que le hagan las pruebas de detección de la leishmania. En algunos casos, la enfermedad afecta a órganos internos, pudiendo producir problemas digestivos, hepáticos o, incluso, daños renales que pueden causarles la muerte. Por eso es fundamental poner en marcha un programa de prevención para nuestros perros.