Llegadas estas fechas, uno de los problemas más frecuentes que pueden sufrir nuestros perros es el temido golpe de calor. La gravedad que conlleva dependerá del tiempo de exposición al calor sin la hidratación suficiente y de la resistencia de nuestro perro.
Uno de los mayores errores es pensar que si nosotros podemos aguantar sin beber, ellos también podrán, y se nos olvida una diferencia fundamental, que nuestros perros llevan una manta de pelo adicional que les proporciona más calor aún y no eliminan el exceso de calor como nosotros.
Siempre que salgamos con nuestro perro, por mucho que pensemos que va a ser un paseo corto, hay que llevar una botella con agua y un recipiente donde podamos dársela. El ejercicio, la excitación de estar en la calle y de saludar a otros perros, el calor del suelo en sus patas, todo ello ayuda a aumentar la temperatura corporal de nuestros perros.
Pasear con la fresca
Lo mejor para evitar un golpe de calor es realizar los paseos largos en las horas de menos calor, como a primera hora de la mañana o cuando empieza a anochecer. En esas franjas de tiempo nuestro animal podrá disfrutar mejor de su paseo y realizar el ejercicio sin temor a que tenga ningún problema de insolación.
Si precisamos sacarlo en horas en las que el sol ya calienta, habrá que descansar en zonas de sombra cada cierto rato y aprovechar a darle agua. Es importante no sacarle con bozales que le impidan jadear, ya que es la forma que tienen de refrigerarse internamente. Si no puede jadear ni beber, su temperatura aumentará y será más posible que le sobrevenga el golpe de calor.
Dejarles «aparcados» en la sombra
Otra de las cosas que hay que prevenir es dejarlos atados al sol o dentro del vehículo. Puede parecer algo lógico, pero aún se pueden ver perros atados a un poste en pleno sol o descubrir que el coche de al lado del parking al descubierto hay un perro. De nada sirve dejar bajada una ventanilla, pues el coche no está en movimiento y el aire no refrigerará el interior.
Tened mucho cuidado y llevad siempre dos botellas de agua: una para vosotros y otra para vuestro perro. No olvidéis que, lo que para nosotros puede convertirse en un simple dolor de cabeza, para ellos puede resultar la muerte, ya que los perros no pueden evaporar la temperatura sobrante a través de la sudoración, como nosotros.