La llegada de una mascota al hogar siempre supone un gran cambio para todos los habitantes de la casa. Aparte de ocuparse de su cuidado dedicándole un tiempo de nuestras vidas, hay que hacerle un hueco en nuestro hogar. Si la mascota ocupa un lugar concreto, como puede ser un terrario o una jaula, la integración es más fácil ya que no sentirán que invades su espacio.
Pero no ocurre así con las mascotas que se mueven libremente por la casa interactuando con nosotros en cualquier momento. Además, hay que tener en cuenta que nuestro nuevo inquilino sufre un cambio repentino de ambiente y de personas a las que trata, por lo que es muy fácil que se estresen. En ese caso lo mejor es seguir unas pautas de aclimatación que faciliten el que nuestra mascota se sienta tranquila y confiada.
Los felinos son animales que sufren mucho cualquier cambio en su ambiente. No hay más que ver lo controlado que tienen todos los objetos que hay en su casa y la rapidez con la que van a investigar cualquier nuevo elemento que se introduce o los cambios de lugar de los muebles. La necesidad que sienten de conocer al dedillo su territorio es algo innato y que les produce tranquilidad.
El primer contacto
La primera toma de contacto de nuestro gato con su nueva vivienda es crucial. Una mala experiencia le hará tardar mucho en coger confianza con nosotros y salir de su escondite. Uno de los lugares ideales para comenzar a conocer su ambiente es la cocina. Allí no suele haber muchos sitios donde poder ocultarse y es un lugar con olores interesantes y al que accedemos con frecuencia, de esta forma el gato podrá vernos.
Antes de dejar salir al gato del transportín, deberemos montarle los accesorios. Un comedero con pienso, un cuenco con agua y la caja de la arena, serán suficiente. Hay que intentar que la arena y la zona de comer guarde una distancia mínima de 50 centímetros, ya que a nadie le gusta comer al lado del «baño».
Dejar libertad de acción
Cuando se le facilite la apertura del transportín, no se obligará al gato a salir, sino que dejaremos que sea él quien tome la iniciativa cuando se sienta tranquilo. Puede ser que salga con miedo y busque un lugar donde guarecerse. Si esto ocurre no pasa nada, simplemente habrá que dejarle tranquilo en su escondite y cerrar la puerta, seguramente saldrá por la noche a cotillear su nuevo espacio.
Lo habitual es que en dos o tres días hayamos conquistado a nuestro felino y busque nuestros mimos y compañía, pero todo dependerá del grado de timidez y de los ruidos que haya en el vecindario, a veces puede trascurrir semanas. Hay que pensar que todos esos ruidos son nuevos para él y que habituarse a ellos supone un tiempo.