Esta es una pregunta que a menudo se realizan muchos propietarios de estos animales, especialmente en el caso de que sean hembras. Y es que desde siempre, hay muchos mitos sobre el tema de esterilizar a las mascotas que es necesario romper de una vez por todas por el bien de tantos cachorros no deseados que son abandonados a su suerte o directamente sacrificados.
Para empezar, es muy importante dejar claro que no es ni mucho menos necesario esperar a que la perra o la gata tengan una camada antes de operarlas. Esto no tiene ningún fundamento científico y no son más que cosas que se han dicho siempre, pero que no se apoyan en nada real más allá de las ideas preconcebidas de que una hembra tiene que parir.
Tampoco es necesario esperar a que tengan un celo. Esto es algo que hasta hace poco algunos veterinarios decían y, los que no se han actualizado, continúan diciendo. En este caso se hacía porque se estimaba que el celo determinaba que el animal por fin era adulto y estaba bien formado lo que hacía que fuera más resistente a la operación que en el caso de las hembras era algo complicada.
Hoy, la operación para esterilizar a las hembras es mucho más sencilla, un pequeño corte con puntos internos que hacen que se recuperen en cuestión e un par de días. Pero además, también se sabe que una gata que no ha tenido celos tiene muchas menos posibilidades de tener problemas de carácter asociados al mismo.
Esterilizar a los machos
En el caso de los machos la operación es todavía más sencilla. Ni tan siquiera tienen que pasar un post operatorio estando totalmente normales desde el momento en que despiertan de la anestesia.
El veterinario es quién mejor puede determinar el momento idóneo para esterilizar a la mascota en función de raza y peso, pero hoy por hoy la mayoría están de acuerdo en que un animal que tenga suficiente peso como para poder anestesiarlo de manera segura y esté bien de salud, puede esterilizarse. En torno a los cuatro o cinco meses suele ser una edad perfecta para esta operación.
Por supuesto, si se les da la comida adecuada baja en grasas y se potencia que hagan ejercicio, estos animales no se volverán gordos ni mucho menos apáticos tal como mucha gente afirma. Estos problemas suelen venir dados por una mala elección del pienso y por poca o nula estimulación para el juego y no por la castración.