Cada vez son más los ayuntamientos que están comenzando a elaborar censos de mascotas en los que quede registrado qué animales hay en el municipio y de quién son propiedad. Esto debería de ser algo de carácter obligatorio y del mismo modo que una persona cuando compra un coche queda registrada como su propietario y debe de cubrir un papel para traspasarlo, se debería de hacer algo similar con los animales.
¿Por qué son importantes los censos de mascotas?
-Previenen el abandono. Esto es fundamental. España encabeza cada año los rankings de mascotas abandonadas. Esto es algo que se podría solucionar al menos parcialmente si todos los animales llevaran un chip de identificación.
En una primera etapa podría ser obligatorio para las mascotas que se compran en tiendas o se adoptan en protectoras ya que controlar a los animales procedentes del comercio ilegal o de camadas que se regalan es mucho más complicado.
-Ayuda a recuperar a perros y gatos perdidos. Muchos animales se pierden todos los años y acaban en las perreras municipales o en manos de personas que, ante la imposibilidad de poder saber quiénes eran los propietarios del animal, deciden quedárselos.
En este caso los peludos tienen suerte, ya que en algunas perreras si nadie los reclama pueden ser finalmente sacrificados. Si el animal tuviera un chip sería tan fácil como consultar los censos, llamar al dueño y que lo recogiera.
-Responsabilidad. Los dueños de animales se lo pensarían dos veces sabiendo que son totalmente responsables de todo lo que haga su mascota y que se sabrá de quién es. Quizás muchos irresponsables se lo piensen dos veces antes de comprar un animal en un impulso viendo que todos sus datos quedan registrados.
¿Es realmente tan complicado?
No, es una simple cuestión de burocracia, pero como sucede con todo, tiene sus pros y sus contras. Los chips hoy por hoy no son baratos y en las protectoras temen que algunas personas no se animen a adoptar si tienen que pagar el chip además de la castración obligatoria que imponen muchas asociaciones.
Esto podría suponer un desembolso de dinero alto para la persona que quiera tener un animal adoptado que podría hacer descender el número de adopciones. Al menos en un primer momento hasta que la gente tomara una mayor conciencia sobre el tema como ya ha ocurrido con las castraciones, que cada vez son más comprendidas por la población.