Lógicamente, todos sabemos de forma racional que, tarde o temprano, llegará el momento del fallecimiento de nuestra mascota. Ley de vida. Como lógico es también querer dar a estos animales que han sido nuestros fieles compañeros y en muchos casos nuestros mejores amigos, una despedida acorde con nuestros sentimientos, si no con sus propias costumbres. Por eso se inventaron los cementerios de mascotas.
Es una costumbre que, aunque pueda parecer reciente, se daba ya en culturas pretéritas: los egipcios momificaban a sus gatos, y los romanos enterraban a sus animales de compañía en sus propias tumbas. En el siglo XIX, la práctica de rendir honras fúnebres a las mascotas reaparece entre los miembros de la buena sociedad europea, y desde entonces ha ido a más.
Vistas las cosas dese su lado más prosaico, el mercado de mascotas muertas está en pleno y constante crecimiento; hay millones de mascotas en el mundo, y todas se van a morir seguro (un axioma que conocen perfectamente también las funerarias humanas). Existen multitud de servicios funerarios a lo largo y ancho del planeta, pensados especialmente para nuestros peludos compañeros; los que más destacan, los cementerios.
La muerte de una mascota es como la de cualquier ser querido, de ahí el éxito de los cementerios de mascotas
Esos camposantos albergan todo tipo de animales, siempre y cuando sean de compañía. No todo el mundo puede o quiere enterrar a su mascota lo más cerca posible, en su jardín pongamos por caso, por lo que estos cementerios están ganando adeptos y clientes constantemente. El mayor que podemos encontrar en España está en Madrid, se llama “El último parque”, y alberga ya más de 4.000 tumbas.
Algunos de estos cementerios se han convertido en lugares turísticos. Entre los más conocidos está el de Asnières-sur-Seine, junto a París, lleno de estatuas erigidas a nuestros queridos compañeros. Hay otro especialmente peculiar, ubicado en pleno castillo de Edimburgo; en este exclusivo cementerio yacen los restos de los perros que formaron parte de varios regimientos del ejército inglés. Dog save the queen!
Si el clásico enterramiento no nos convence, podemos valorar otras opciones. Siempre se puede optar por la incineración, servicio que ofrecen en España varias empresas especializadas. Así podremos disponer de las cenizas de nuestro compañero y hacerlas llegar al lugar que creamos conveniente. También hay tanatorios (en España hay uno en Guipúzcoa), páginas web donde expresar nuestro duelo y recibir condolencias, e incluso se pueden encargar joyas que incluyen el ADN de nuestra mascota.