Ranas mascotas II

Ranas mascotas II

En la primera parte de este post ya nos referimos a los cuidados esenciales que necesitan las ranas mascotas: decidir entre interior y exterior, condiciones en su vivienda y su alimentación… Apenas mencionamos la amplia gama de especies que existen para escoger y las dificultades de combinación que plantean sus naturalezas a veces fuertemente territoriales. Hoy hablaremos de esas diferentes especies que podemos elegir.

La gran distinción que podemos hacer es entre las especies autóctonas, como la común, la bermeja, la meridional, algunos sapos o también tritones y salamandras, y las exóticas (que, cosas de la naturaleza humana, interesan más a los aficionados). Las primeras ya están adaptadas, requerirán menos cuidados y podremos dejarlas en un régimen de semilibertad. Las segundas deberán permanecer en entornos de temperatura y humedad controlados.

Ranas mascotas

Los otros problemas de los que debemos estar avisados son los conflictos por territorialidad, que pueden darse intra o interespecies. Ranas y sapos son animales a veces gregarios, a veces fuertemente territoriales, sobre todo en épocas de apareamiento. Cada especie es un mundo, así que las combinaciones que queramos hacer debemos comprobarlas antes con un profesional competente, si no queremos perder tiempo, dinero y esfuerzo tontamente.

A quién no le gusta una de esas ranas mascotas multicolor…

Los aficionados se ven seducidos por los atractivos colores y formas de las especies exóticas. La más popular de todas es la preciosa rana arborícola de ojos rojos (Agalychnis callidryas), seguida de cerca por las Dendrobates, todas ellas muy vistosas pero venenosas. Otras apuestas clásicas son la rana de cuernos de Cranwell (Cerarophyrs cranwelli), la firebelly (Bombina orientalis) o la Phyllobates vittatus (otra rana venenosa de Nueva Zelanda).

Algunas son terrestres, como las Kaloula del sudeste asiático, otras acuáticas, como las preciosas Hyperolius africanas, otras arborícolas, como las minúsculas Litoria australianas. En función de ello debemos documentarnos bien y adaptar nuestro terrario a las costumbres y gustos de sus inquilinos en cuanto a temperatura, humedad y luminosidad se refiere. Con la alimentación debemos hacer lo mismo, adaptarla a las necesidades propias de cada especie.

Debemos insistir para terminar en la importancia del control y la responsabilidad que debemos tener con nuestras especies exóticas. Bajo ningún concepto debemos liberarlas, ya que provocan tremendos desequilibrios ecológicos en nuestro entorno. Recordemos siempre nuestras responsabilidades. Y si no puedes comprometerte, opta por un anfibio nativo, potenciarás la supervivencia de especies agredidas en sus entornos naturales por el hombre y especies invasoras.