Que nuestro caballo tenga una buena estampa requiere mucha dedicación, pues los cuidados deben de ser constantes. La zona en la que más esfuerzos debemos poner es en las extremidades, pues las patas deben soportar mucho peso y realizar esfuerzos constantes. Un caballo con unos cascos deteriorados se mostrará inseguro y nervioso al andar.
Para que nuestro caballo pueda correr sin que nada lo moleste, sus cascos deben de estar en unas condiciones óptimas. La diferencia entre los cascos del caballo que vive en libertad y del doméstico es que a este último se les deterioran más fácilmente los pies al estar obligado a realizar actividades como galopar o andar por asfalto.
El herrero es quien mejor conocerá las peculiaridades de los cascos de nuestro caballo y el encargado de ir limando el sobrante del crecimiento del casco. Habitualmente los caballos deben herrarse cada seis semanas, dependiendo de la actividad que realicen, pero será nuestro herrero quien mejor pueda aconsejarnos.
Limpieza de cascos y del establo
El estado de los cascos del caballo deben comprobarse tanto antes como después de la monta. Cualquier piedra que se pudiera haber quedado incrustada debe ser retirada de inmediato si no queremos que pueda derivar en una herida que le produzca dolor al caminar y una posible infección.
El estado del establo es también muy importante para prevenir las infecciones de los pies en los caballos. Si el estado no se limpia con frecuencia, cualquier impureza que se incruste entre la herradura y la suela puede ser un foco de infección. Si en una de estas rutinarias comprobaciones detectamos un olor extraño es un síntoma de una infección.
Al menor problema, revisión por el herrero
Antes de la monta debemos limpiar muy bien los cascos del caballo comenzando desde el talón hacia la lumbre. Al ir quitando las impurezas y piedras que se le pudieran haber insertado entre la ranura habrá que comprobar con mucho detenimiento si hay algún rastro de heridas o cualquier otro problema. Dependiendo de la gravedad podremos tratarlo nosotros mismos con agua oxigenada, pero siempre habrá que comentárselo al herrero para que le revise..
Al volver del paseo habrá que repetir la revisión, incluyendo además un especial cuidado con la humedad que se produce en las patas del caballo tras pasar de hacer un ejercicio a estar en la quietud del establo. Esta humedad es una gran causa de problemas infecciosos en los cascos del caballo. La forma de minimizar el riesgo es aplicar una solución tópica para sellar la cantidad de humedad de la piel pero dejando que pase el oxígeno.